Ya de vuelta de las vacaciones, que cada año me parecen más cortas, recuerdo de pequeña esas tardes de verano que se hacían interminables, las calles estaban silenciosas y vacías de gente, nadie salia hasta que empezaba a refrescar, los vecinos sacaban sus sillas y se sentaban a tomar el fresco en las puertas de sus casas," entonces no había aire acondicionado ni ventiladores", los niños nos reuníamos a jugar bajo la atenta mirada de nuestras madres, que hablaban con los vecinos y comentaban el día a día,y casi siempre con un abanico en la mano. Hoy para despedir las vacaciones, que no el verano, que aquí en Málaga aún queda tiempo para pasar calor y disfrutar de la playa que para mi son los mejores baños los de septiembre, traigo un verdadero lujo, herreras salvajes, que difícil son de encontrar, ahora en los mercados lo que hay son hileras de herreras todas igualitas en tamaño y peso, con esos ojos tristes y apagados que dan penita , así que cuando mi pes